Clamydiasis
La infección por Clamydias es en la actualidad la una de las enfermedades sexualmente transmisibles más frecuente.
Su agente causal es la Chlamydia Trachomatis, parásito que vive en forma obligada dentro de las células (parásito intracelular) y afecta específicamente al ser humano, requiriendo células vivas para su desarrollo.
Existen factores asociados que incrementan el riesgo de infección: adolescencia y juventud, múltiples parejas sexuales y uso de medidas contraceptivas.
En la mujer el sitio más comúnmente colonizado es el cuello uterino, causando un proceso inflamatorio que se manifiesta por secreción muco purulenta (flujo) o sangrado después de las relaciones sexuales. La prevalencia de la infección cervical parece ser mayor en mujeres con lesiones en el cuello del útero (ectopia), ya que quedan expuestas numerosas células a la acción de los microorganismos. Esto explicaría la elevada proporción de adolescentes con Clamydias, ya que las ectopias o lesiones cervicales están presentes en el 60 al 80 % de las adolescentes sexualmente activas.
Existen igualmente formas asintomáticas de la enfermedad. La clamydiasis no suele asociarse con procesos inflamatorios de la vagina (vaginitis).
Las Clamydias son capaces de provocar uretritis (inflamación de la uretra) tanto en hombres como en mujeres, así como una infección ascendente del tracto genital femenino dando origen a fenómenos de tipo inflamatorio – infeccioso de las Trompas de Falopio (salpingitis aguda) y Enfermedad Pelviana Inflamatoria, pudiendo ser causante de esterilidad ante la presencia de reiterados episodios y embarazo ectópico por los daños estructurales ocasionados a las Trompas de Falopio
No se conoce exactamente su rol en la mujer embarazada aunque hay autores que han asociado la enfermedad con el desencadenamiento de partos prematuros. El recién nacido puede adquirir la infección por transmisión vertical (por pasaje en el canal de parto) a partir de la infección del cuello uterino de la embarazada o si nace por cesárea por infección de las membranas que hayan sufrido una ruptura previa espontánea antes del nacimiento. Las más comunes son las infecciones oculares.
El diagnóstico de infección genital por Clamydias sólo es posible mediante el cultivo de secreciones vaginales. Si no se dispone de ellos se pueden realizar pruebas sanguíneas (test de inmunofluorescencia).
La clamydiasis puede ser tratada efectivamente con antibióticos por vía oral, durante 7 a 14 días según el fármaco y el esquema terapéutico elegido.
Es fundamental que todas las parejas sexuales de las mujeres con infección genital por Clamydias reciban antibioticoterapia para evitar fenómenos de re infección o transmisión sexual a parejas ocasionales. No se debe olvidar que la Clamydia Trachomatis es reconocida como uno de los agentes principales de las infecciones sexualmente transmisibles.
Dr. Ruben Alejandro Baglivo.
Especialista Consultor en Ginecología y Obstetricia.
Docente de la Universida Nacional de La Plata.
domingo, 11 de diciembre de 2011
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