martes, 30 de marzo de 2010

Cesarea Abdominal

Se denomina casárea abdominal a la extracción fetal a través de una incisión practicada en la pared abdominal y uterina y constituye la intervención quirúrgica de mayor envergadura de la práctica obstétrica habitual.
La incidencia de la operación cesárea se ha incrementado en los últimos años, debido a la disminución de sus riesgos (existencia de bancos de sangre y terapias antibióticas) así como la aparición de unidades de cuidados intensivos neonatales que han mejorado sustancialmente la viabilidad fetal ante diferentes patologías maternas o fetales que obliguen a la interrupción del embarazo antes del término.
Técnicamente una cesárea abdominal consiste en la incisión de la pared abdominal (o laparotomía) en forma mediana infraumbilical que se extiende desde el borde superior de la sínfisis pubiana en sentido longitudinal hacia el ombligo. Está indicada en caso de urgencias extremas ya que permite una rápida extracción del feto debido al amplio campo quirúrgico que expone.
El otro tipo de incisión es la transversal suprapúbica a unos dos centímetros aproximadamente del borde superior del pubis y que se prolonga hacia ambas fosas ilíacas.
Una vez practicada la laparotomía, se incide el tejido celular subcutáneo (o tejido graso) hasta llegar a la aponeurosis o vaina de músculos rectos anteriores del abdomen. Separados éstos, se realiza la apertura del peritoneo, capa de tejido que envuelve los órganos del abdomen. Hecha la diéresis o apertura del mismo se realiza la histerotomía o incisión del músculo uterino para proceder a la extracción fetal. Posteriormente se realiza el alumbramiento y extracción de los anexos ovulares (placenta y membranas) antes de iniciar las síntesis o sutura de los planos antes mencionados.
Las indicaciones de la cesárea pueden ser absolutas o relativas.

Entre las absolutas podemos mencionar:

· Desproporción fetopélvica o fetos grandes.
· Placenta previa oclusiva total.
· Inminencia de rotura o rotura uterina.
· Síndrome de inestabilidad fetal.
· Situación transversa (feto atravesado).
· Dos o más cesáreas anteriores.
· Operaciones o plásticas vaginales.

Dentro de las indicaciones relativas citaremos:
· Diabetes.
· Hipertensión.
· Retardo de crecimiento intrauterino.
· Antecedentes de esterilidad.
· Presentación de nalgas.
· Embarazos prolongados.
· Cicatrices del canal de parto.

La cesárea abdominal, como cualquier intervención quirúrgica, no es inocua.
Las complicaciones pueden ser intraquirúrgicas o inmediatas o su aparición puede ocurrir después de cierto tiempo de realizada la práctica (mediatas o tardías). Entre las intraquirúrgicas mencionaremos la herida o efracción de la vejiga, pero más frecuentes y más temibles son las hemorragias, cualquiera sea su causa (de la incisión uterina o histerotomía, desgarros, falta de contractilidad uterina, etc.).
Entre las mediatas, la más común es la infección. Más rara es la distensión abdominal postoperatoria debido a la parálisis intestinal o íleo.
No obstante desde la existencia de bancos de sangre y de un arsenal de antibióticos las complicaciones se han reducido de manera significativa.
A pesar de estos logros la mejor manera de evitar un daño es la prevención, y en este caso no hay mejor prevención que una correcta indicación para la institución de un tratamiento quirúrgico que obviamente es extensivo a la práctica de la cesárea abdominal.

Dr. Ruben Alejandro Baglivo.
Especialista Consultor en Ginecología y Obstetricia.
Docente de la Universidad Nacional de La Plata.

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